domingo, 5 de agosto de 2007

Llach emocionante

La primera vez que le escuché, fue durante un fin de semana que pasé en casa de mi hermana Lola. Ella tenía “El meu amic el mar” en cinta de cassette, y a mí me pareció una música bellísima y evocadora, que no podía parar de escuchar. Un tiempo después Lluís Llach editó “Verges 50”, que al principio lo tuve grabado en cassette pero que acabé comprándolo en vinilo porque la carpeta me gustaba tanto como la música que contenía.

“País Petit” Lluís Llach. Directe a Verges. 2007.


Adoro los discos de Llach que contienen largos desarrollos instrumentales combinados con canciones. “Viatge a Itaca”, “Campanades a Mort”, “El meu amic el mar”, “Verges 50” o “Un pont de mar blava” me parecen obras capitales para entender la música mediterránea, y contienen melodías eternas orquestadas a la perfección.
El caso es que Llach no solo fue un gran autor y cantante en sus comienzos, sino que supo evolucionar como músico, supo crear obras de magnitud siempre entre el compromiso firme y la creatividad desmesurada.
Pero si en algo Llach es un maestro, si en algo resulta imprescindible, es sin duda en su capacidad inagotable de emocionar. Sus frases, sus melodías, su voz, siempre están al servicio de la emoción, y lo que es mejor, siempre sin caer en terrenos empalagosos.


“Que tinguem sort” Lluís Llach. Directe. 1974.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estic totalment d'acord. Tot ell es un cant a les emocions. Sempre i en totes les seves lletres.
M'agrada tant sentir el seu treball com vore els peus, els peus en el terra! el moviment del peus ! es molt caracteristic del Llac.
Gràcies Lluis, moltes gràcies.